miércoles, 12 de septiembre de 2018

Autoterapia.


Tengo un tatuaje
del que nadie sabe,
del que nadie conoce
dónde se encuentra.
Que no se puede tocar
y tampoco puede verse.
Pero si me tratas bien,
aparece delante de ti.
Te deja que firmes
con tus inciales.
Que lo acaricies.
Y luego vuelve
pero a esconderse,
de la oscuridad.

Mírame.
Soy yo.
Es mi piel.
Con cada firma
y cicatriz
de lo que he llegado a soportar
y lo que nunca
deja de sorprenderme.

La vida, sí, esa tan puta
me sigue poniendo a prueba
y cada vez
me muestro más fuerte,
más indomable
a ese dolor que experimentamos
cuando algo nos consume.

Con los años
me he pasado al otro bando.

Si quieres una señal, aquí la tienes.
Me estoy rindiendo.
No conmigo, sino contigo.
Quiero elegirme a mí
antes que a nosotros.

Voy a empezar a correr,
atrápame,
y quiéreme
si puedes
y quieres
antes de que
nunca más vuelva a ti.

Porque créeme,
no daré marcha atrás.

Y sólo tú,
te pierdes lo mejor de mí
que puedo darle a cualquiera
que quiera mi hueco y mis ganas.

Porque como yo cariño, no hay nadie.
Que no me van a llegar ni a los talones.

Te quiero,
pero quizás
tú no nos quieras tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario