lunes, 23 de abril de 2018

Bicho malo.


Las personas al principio se empeñan en cuidarnos
y luego nos rompen sin avisar.

Se les acaba la adición de estar enganchados
y ya no quedan por tapar agujeros en el pecho.
No quedan ganas de remar en dirección al bote salvavidas.

Todo se va sin avisar, como se van las buenas cosas.

Yo no sé qué es muy bien el amor,
sé que es algo jodo todo el tiempo
sin darme cuenta.

Diría que nunca le he hecho daño a alguien,
pero mentiría.

Nunca sabes cuándo le harás daño alguien
o si podrás controlarlo (por mucho que quieras)
Es imposible predecir que va a ocurrir
o que vamos a sentir.

Seremos el bueno o el malo en la historia de alguien.
Su final feliz o su próxima página del libro.
O puede que el libro de otro.


No sé mucho del amor,
ni de consejos,
ni de que algo te vaya a salir bien
porque creas todo lo que leas
o te digan.

Olvídate de los guiones de películas,
quémalos todos.

Sólo puedo decirte que lo mismo que puede romperte los esquemas,
te puede hundir y dejarte a la deriva esperando un rescate inesperado.
Te llenará de ideas estúpidas la cabeza y del mismo modo
te hará que te sientas  gilipollas con cada uno de tus comportamientos.

No sé mucho del amor,
pero sé lo que es vivirlo,
sangrarlo
y aunque creas que te ahoga,
sólo te aprieta.

Bicho malo,
nunca muere
ni te deja morir.


sábado, 21 de abril de 2018

Modo avión.



 La realidad es
que no dejo de pensar
en las de secuencias fotográficas que tengo de ti.

No puedo quitarme el abrigo
porque me sentiría desnuda
con tanto invierno en el cuerpo.

Caminar hace que deje de darle vueltas a las cosas,
el aire en los pulmones sienta bien
aunque esté contaminado.

No quiero darme la vuelta ni mirar atrás,
esta vez no está permitido.


¿Cómo he podido estar tan ciega?

Siento no haberme dado cuenta antes
de ver quién eras
tras esa máscara.

Me creí todas tus mentiras,
tu manera de fingir como me querías entre palabras
para luego ver los hechos que determinaron lo que fue.


Los incendios ya no se propagan por la habitación,
todo se está apagando a medida que la venda cae.
He conseguido llegar a la puerta,
sujetarla,
respirar, y…
aún no he logrado salir...
pero sé que falta poco para mi partida. 


Para no volver a este lugar que tanto me ha destruido.
Para no volver a revivir las ganas
de seguir luchando por algo que te dedicabas a matar con tus manos. 


Quédate con tus rotos,
con tus días de tristeza
y ya no tengas a nadie que te escuche.
Ya no quiero verte llorar,
no quiero aguantar más cómo he tenido que joderme
y tú hayas huido hacia otros brazos u otro lugar.
Ya ni me importa si me reemplazas, o si no fui suficiente.
Sé que lo di todo, que me dejé la piel por ti.
Cuando tú, me acabaste matando con excusas.


No vuelvas arrepentida cuando veas lo que pierdes.
No vuelvas para seguir jugando.
No vuelvas si no vas a reparar los destrozos.
Mejor aún, no vuelvas.

Déjame darme mi oportunidad.
Y a ti, que te jodan.

lunes, 16 de abril de 2018

El lugar al que nunca más volveremos.



He vuelto a casa,
y ya no había nadie.
No quedaba rastro de ti.

Todo estaba vacío
desde que olvidamos cerrar la puerta
y el frío
no dio margen de respuesta.

Consigo girarme por la habitación
y todo sigue lleno de nuestros recuerdos,
de nuestros momentos felices,
nuestras discusiones,
nuestras idas de olla,
nuestras noches más oscuras…
nuestra vida inacabada.

Ya no me duele mirarlos de frente.

Quiero terminar de recoger mis cosas,
tirar las paredes y poner en venta nuestro lugar favorito.


Te voy a echar de menos.
Y ya no lo oculto.

lunes, 2 de abril de 2018

El incendio.




 Me enredo en tus curvas
de mujer,
de diosa
en ese contorno perfecto
que admiro estando en tu cama.

Te veo ahí,
desnudándote,
para mi diversión.

Enseñando tus cicatrices
que guardas bajo la piel,
bajo la ropa cara
de encaje.

Ahí están los miedos que ocultas al mundo.
De los que a mí,
me dejas ver, tocar, sentir…
Con mis manos y mi boca.
Pasando por cada rincón escondido de tu intimidad.

Abrazo tu piel en la oscuridad,
buscando el norte entre tus bragas.

Lo peor,
es que encuentro más.
Y me hundo en ti,
en tu respiración
a contratiempo con la mía.

Me olvido de otros nombres,
de otras pieles.

Por quedarme otra noche contigo,
viendo el fuego y el humo subir por las paredes.

Déjame quedarme con la culpa.
Déjame arrasar con tanto deseo.

Estoy perdiendo la cabeza en este juego
y no me importa ya ganar(te).