miércoles, 12 de agosto de 2020

Watermelon sugar 🍉


Y sin saber qué hacer conmigo, acabé encontrándote a ti. 



Encontrando a todos estos pequeños momentos de felicidad 

que sigo coleccionando contigo y a todas las canciones 

que nos acompañan para crearnos nuestros propios videoclips mentales 

para hacerme reír incluso en mi peor día. 


Al final siempre consigues sacarme una sonrisa por mucho que te cueste 

y es que es eso lo que me tienen enamorada de ti: 

toda tú, la chica más loca que conozco después de mí.

 

Podría acostumbrarme a ti las 24h del día los 365 días del año. 


Poder despertarme y ver esos ojos que me miran 

como si no me acabaras nunca de querer 

en cada hueco de ti. 


Y es que soy tan tuya y tan de ti, 

que no quiero cambiar de piel otra vez.

 

Te digo de broma que a veces veo mi futuro incierto, 

y que aparecías tú sonriendo. 


Será porque es así como quiero verlo e imaginarlo, 

siendo feliz al escuchar tu nombre de forma diaria. 

Viéndote prepararme el café cada mañana antes de irme al trabajo 

y después, poder llamarte al salir para escuchar tu voz 

y reírme con nuestras tonterías. 

Y me gusta mucho ese futuro 

dónde no se pierde nuestra magia.

 

Y es que se ha pasado todo tan rápido, 

tantos días, 

semanas, 

meses y casi un año ya 

desde que te conozco, 

que no me he dado ni cuenta del transcurso de los días. 


Pero aquí sigo, 

existo, 

estoy aquí para volver a elegirte cada 7 de diciembre. 


[Y nunca se me olvida lo felices que nos hacemos, 

porque no hay mejor equipo de rescate que el nuestro].

 

Me has querido tanto... 

que no te ha hecho falta ni el manual de instrucciones 

del que tanto te quejabas por no poder localizar su ubicación.

 

Al final, con tus esquemas has montado cada una de mis piezas 

y has logrado lo que te propusiste: reconstruirme 

(con el pegamento especial de tus abrazos).

 

Y resulta que tu sonrisa 

es la que cura todo.


viernes, 15 de mayo de 2020

Tu eres mi poesía.


Te pienso besar hasta que me recuerdes quién soy,
quién soy contigo.

Y entonces me buscas,
y te busco
entre nuestras miradas,
nuestras ganas de quedarnos un poco más
con las sábanas tiradas por el suelo
y mis besos recorriéndote.

Que guapa te pones cuando me miras
y me dices de esa forma tan peculiar
que no dejas de quererme ni un segundo.


Sonrío
y quedándome clavada en tu boca,
hago que empiece bajar mi mano
para ponerte nerviosa,
para descubrir más cosas de ti
de las que ya conozco.

Quiero hacértelo todo.

Todo lo que me gusta,
en todos esos sitios
que son
un espectáculo si es contigo.

Aunque aún no he escrito
que quiero matar todas mis ganas
dentro de ti.

Engañarte a besos,
explotarte la risa floja,
de tanto hacer ese deporte extremo
de encajar posiciones
de tu cuerpo con el mío.

Enseñarte las 51 formas
de decirte que te quiero
de la misma forma
que cambio el sonido de tus gemidos.
respirando el mismo aire.

En definitiva,
ver cómo te mueres por mí.

Sin saber que lo malo de quererme
y morir por mí,
es que soy un incendio sin control
con el que querrás volver a incendiarte
mientras yo te escribo en la boca
cada una de las letras de mi nombre.


sábado, 18 de abril de 2020

A todos los amores que dejé atrás.


Gracias.

Porque después de todo el daño, 
la encontré a ella.

Y he empezado a vivir.

Preguntas.



¿Y si algún día dejas de quererme?
¿Y si un día quieres irte de casa y no volver?
¿Y si dejas de mirarme con esos ojos que atraviesan mis laberintos?
¿Y si te hago hago daño y no puedo perdonarme?
¿Quieres quedarte?
¿Me quieres?
¿Me echas de menos?
¿Has vuelto a releer mis mensajes?
¿Has olvidado la primera vez que te besé?
¿Recuerdas dónde lo hicimos por primera vez?
¿Te gustó?
¿Te hice daño?
¿Lo olvidarás?
¿Me olvidarás?  
¿Dejaré de hacerme preguntas algún día?
¿Dejaré de pensar en tus respuestas?
¿Dejaré de sentir este miedo de perderte?

He olvidado lo que iba a decirte.