jueves, 8 de diciembre de 2016

¿Jugamos?





     ¿Te gustan los parques? Porque a mí sí, es emocionante como un niño se acerca a otro y le dice: “¿Jugamos?”, y se ponen a jugar —dijo. No sé, cuando te vi pensé que querías jugar conmigo. ¿Jugamos?

     ¿A que jugamos? —respondió él.

     Eso es lo que nos diferencia de los niños. Ellos siempre quieren saber  a qué están jugando. Pero tú y yo, vamos a descubrirlo mientras jugamos —Dirigió su mirada hacia la taza de café que sostenía en sus manos.

     ¿Cuánto va a durar el juego? —Se aproximó más hacia el cuerpo de ella, casi intimidándola.

     Hasta que nos aburramos—se mordió el labio inferior,  limitándose a mirarle.

     ¿Hay reglas?

     Sí, hay reglas. No quiero que averigües nada sobre mí. No quiero que sepas quién soy. Así que nada de teléfonos.

     ¿Algo más?

     Te gusta ir poco a poco, a mí no. No me gusta perder el tiempo. No quiero rodeos ni silencios incómodos. Así que si te pregunto algo, me respondes en el acto.

     ¿Y si no me da la gana? —dijo él en tono burlón.

     Miénteme, mentir es mucho más divertido y creativo que decir la verdad. Yo confío mucho en la mentira. Como dijo alguien: la mentira siempre dice la verdad.

     ¿Quién dijo eso?

     Yo, hace dos segundos —respondió ella.

     Muy bien, te mentiré. ¿Alguna norma más?

     Sí, la más importante. Pase lo que pase, no te enamores de mí —Ella se volvió hacia su bolso para ir recogiendo sus cosas, tenía prisa.

     ¿Es peligroso? — preguntó él en tono misterioso, observando los movimientos de ella.

     Sí, mucho —afirmó ella.

     ¿Para mí o para ti?

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