He decidido callarme. No hablar de nada. No
pensar. No actuar. No esperar. Mirar por la ventana y seguir como los
millones de razones que se tiene para continuar y decirle a todos lo de
puta madre que estás. Que la cafeína sigue siendo mi mejor amiga contra
esa ansiedad profunda. Que la música me calma cuando necesito paz. Que
mi cuaderno y mis letras son mi cabeza en su más estilo laberinto de
incertidumbres. No puedo decir dónde está mi corazón, ni siquiera yo lo
sé. Supongo que se está ahogando y estrangulando con esa soga que tanto
ha intentado evitar. Matando cada parte de ilusión que le queda en medio
de tanto alboroto. Necesita un trago de tequila, y yo un poco de pausa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario