Te agarra el corazón tan fuerte… como diciendo no te vayas,
no me dejes, no seas capaz de hacerme daño.
No me rompas…
Y lo haces, incluso rompes el “por favor” que describen sus
ojos.
Déjame, ahora déjame tú marcharme.
Sin herirte.
Sin rebuscarte.
Que aún tengo la herida abierta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario