miércoles, 8 de noviembre de 2017

Todo es mentira.


Estoy obligada a frenar.
A detenerte esta vez.
O me acabarás matando del impacto al que me arrastras.


Se me inundará el cuerpo de nuevas cicatrices
que crecerán cuando te vayas,
porque no me queda elección.

La sangre brotará hasta mi garganta
y me atravesara como un puñal
para evitar que siga cometiendo el mismo error de siempre: intoxicarme.


Sé que esto no funciona,
que no vamos a ninguna parte 
porque somos  un barco a la deriva.


Sigo perdiendo el control cada vez que atacas,
causando mis inseguridades.
Mis miedos.

Y con todo ello, acabo despidiéndome.

De ti.

De mí.


No te voy a pedir que aguantes,
que no me golpees más fuerte.


No quiero seguir siendo el pecho al que lloras,
si no te das cuenta de que este se rompe en pedazos.


Antes de que sea tarde, corre.

Huye.


Seguiré mintiendo por ti un poco más 
hasta que alguien testifique 
que sigo jugándomela 
teniendo las de perder 
para poder salvar(nos)te.

No hay comentarios:

Publicar un comentario