Tú
y tu maldita manera de hacerme ver
que los Domingos es tu día favorito
gracias al desayuno.
Que entrar en la ducha de tu mano
es batalla
perdida
de miradas asesinas.
De más calor y menos frío.
No sé que me has
hecho por dentro
pero no dejo de tener cosquillas
dónde antes solo
había carne y hueso.
Se me escapan suspiros de verte tan guapa,
mojada
y oliendo a mi otra vez.
Quiero ver tu cuerpo acoplándose al mío
cada vez que tengamos ganas de
matarnos.
De arrancarnos la piel a mordiscos.
De querernos hasta que ya
sepa tocar con mis manos
cada una de tus cicatrices.
Tus lunares.
Y me
conozca de memoria tu cuarto entero.
Por arriba,
por abajo,
sobre la
mesa,
en la cama... tú sobre mí.
No
dejes de quererme todavía...
susúrramelo con tus manos sobre la cara.
Bésame, como si fuera la primera vez que lo hicimos.
Más lento.
Más
despacio.
Más mariposas.
Y me matas siendo tú.
Siendo mía.
Y yo tuya,
mala mujer.
Te vas a hacer famosa de estar a mi lado.
Nadie sabe de ti,
pocos te conocen
y muchos quieren descubrir nuestro secreto.
Yo digo qué
aún no es el momento de huir.
De dejar de escondernos del resto.
Quédate
conmigo, guerrera.
Y dejemos el mundo más bonito desde nuestro colchón.
Haces magia con cada frase que escribes Cristina. Que soltura tienes escribiendo. Me ha encantado esta publicación.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte por aquí y usar un poquito de tu tiempo para leerme y comentar. Con cosas pequeñas como esta, me sirve para tener un punto de vista o mejorar mis fallos. Me alegro de que te haya gustado y es un elogio tus palabras tan bonitas. Un beso Delia.
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