sábado, 21 de diciembre de 2019

Salida nº 7




Toqué fondo y nadie vio que por dentro
yo no me encontraba.

A veces siento un vacío
que me llama a regresar,
pero no vuelvo por mí,
no escucho mi propia llamada,
ni las sirenas de alerta.

Me rompo,
me dejo caer,
esperando tocar aún más fondo.

Y en ese abismo que me consumía,
lleno de recuerdos,
golpes emocionales
y páginas arrancadas
de incendios descontrolados...
entonces,
un día que ni siquiera recuerdo,
apareciste tú,
bueno,
yo te vi.

Te vi hace mucho.

Y ahora no quiero dejar de verte,
ni de sentir estas ganas que me provocas
incluso sin tocarme,
porque tu risa
ya me mata,
ya me duele,
ya no controlo
lo que me haces,
mientras dejo
que vuelvas a coserme.


Helena de Troya.

Eres la contradicción hecha carne.
Llevas en la mirada una guerra
a la que me lanzas sin previo aviso,
y de la que intento huir
fingiendo no verte
entre tanta gente.

¿Cómo esperas que te entienda,
si lo único que trato de descifrar
es esa forma en la que me miras?
Esa forma en la que me buscas
aunque intentes alejarte,
y yo te vuelvo a encontrar
clavada en mis ojos,
esperando que los míos
te digan en silencio
que te dejes llevar.

Que te entregues
a estas manos
que arden como si el mismo diablo
me las hubiera dado.

Ahora todo tiene sentido.
Ahora comprendo
que Troya no ardió por una ciudad,
sino por una mujer
capaz de convertir cualquier campo de batalla
en cenizas con solo mirar.



Tengo una bala.



Adicta a las balas,
a las heridas que no cierran,
a los cristales rotos
y a incendios que nunca aprendí a apagar.

Esta jaula me queda chica
para tanto caos en la cabeza.

Y a veces me pregunto,
si algún día tendré el valor
de decirme toda la verdad
antes de que seas tú
quien termine por destruirme.

viernes, 13 de septiembre de 2019

El origen del hambre invisible.


Y cuando jugamos al escondite,
ese instante se vuelve mi refugio,
mi pausa tranquila
hasta que reapareces,
acusándome de no haberte buscado.

Pero eres tú quien siempre regresa,
trayendo en tus labios mis recuerdos,
mordiendo sin descanso,
susurrando que no me ponga celosa,
porque vuelves cargada de anestesia
y esa pornografía emocional
que tanto necesito para calmar
este hambre invisible,
vestida de deseo
que solo pronuncia tu nombre.

domingo, 11 de agosto de 2019

Pornografía emocional.

image

No he visto imagen más hermosa que
esa curva que dibujas en mis labios,
ni la de tu cadera
estrellándose contra la mía.

Desde que llegaste,
miles de preguntas me asaltan,
porque te colaste en ese hueco inútil
y frío que a veces se pierde de sitio,
cuando un poco de calor lo atraviesa;
y aún no encuentro respuesta a las dudas
que con cada gesto me lanzas,
porque has vuelto a apretar esos miedos
que me impiden abrir las puertas
que me llevan más adentro de mí.

Siento cómo desciendes por mi cuello,
tus manos firmes tras mi nuca,
tu lengua explorando sin descanso;
no te cansas de verme sufrir.

Te encanta ese poder que te entrego,
mantenerte viva un instante más,
proclamarte reina absoluta
de mis miedos y mis incendios
que llevan tu nombre marcado a fuego.

Y no sabes cuánto me excita darte todo.

Mi villana más temida,
mi heroína más valiente,
mi jodido cuadro de Rembrandt.

Hazte un poco más la dura,
déjame lamer tus sombras.

domingo, 12 de mayo de 2019

Habitación 302.



¿Está bien perder la cabeza
cuando aún me persiguen recuerdos?

Me quejo de mis monstruos,
pero acabo invocándolos por su nombre,
llamándolos a regresar,
a buscarme en ese rincón
donde guardo quien fui:
alguien sin corazón,

que no sentía,
que no ardía al tocar el fuego.

Esa parte enterrada
desde que la conocí a ella.

Me quedo mirándome, otra vez,
en tus ojos,
buscando los míos
sobre esta almohada
que sostiene un pulso tambaleante.

Sé que no debo,
pero caeré.

Me asusta que ella tenga razón,
me asusta no poder detenerme
en esa boca que aún no he besado lo suficiente,
de la que quiero más.

Escuchar tus gemidos más fuertes,
más "sí" en mi oído,
más "joder" sobre mi boca,
más "no sabes cuántas veces lo he imaginado",
y ocultar lo que me enciende,
más "me voy a correr",
y querer que no pares.

Hasta que me agotes.

Me consumes las pocas fuerzas que me quedan.
Pero me besas de nuevo
y recuerdo por qué estoy contigo,
por este instante incómodo entre risas,
porque te sobra ropa y te falta tiempo.

Demasiado ruido en un momento:
alarmas, llamadas, gemidos, jadeos, risas...
Parece que el universo
no quería vernos así.

Me abrazas, me tratas como un animal indefenso
al que deseas...
aunque no sé qué creer,
porque mis inseguridades
me devoran por dentro.

Preguntas que golpean mi cabeza
mientras susurras con esa voz
que tanto me pierde,
ese "¿tenemos que irnos?"
acompañado de tu lengua rozando mi oído.

No busques mi punto débil,
no abras mi caja de Pandora.

¿Habrá quejas
o más besos la próxima vez?

Empieza a quererme o
termina de odiarme cuando vuelvas a verme.

Pero hoy, no,
no me mires más con ese corazón hambriento.

domingo, 28 de abril de 2019

Abril en Marzo.


Dime qué quieres a cambio de dejarme respirar. He sangrado hasta vaciarme, hasta sacarte de dentro, y sanar las heridas que dejaste. Borrar la imagen de tus manos apretando mi cabeza contra la pared, mientras te negaba mil veces, aferrándome a la idea de que volverías... Pero solo conseguí retorcerme en la noche, envuelta en canciones que llevaban tu nombre, apretando el vaso para cortar el dolor. Seguí jugando con la incertidumbre, como si fuera esperanza, y me quemé, cambiando ese dolor por besos baratos. Ahora solo quiero que todo termine. Que deje de ser abril, que no me pidas imposibles en este marzo que me oprime, que no acaba de ahogarme con sus días. Porque si supieras cuánto te odio, sería igual a la forma en que no puedo dejar de quererte. Me asfixias, me desbordas. Nunca debí construirte ese palacio, porque ahora no consigo derribar sus muros para que caigas del altar que te levanté.