Y
cuando jugamos al escondite,
ese
es mi momento de paz
hasta
la próxima vez que vuelves a aparecer
diciéndome
que porque no he ido a buscarte.
Pero
ya te encargas tú de volver por ti misma
y
traer mis recuerdos en esos labios
que
no han dejado de morderme
y
susurrarme que no me ponga celosa,
que
ya has vuelto con la anestesia
y
pornografía emocional que tanto necesito
para
parar este hambre invisible
(re)vestido
de deseo
que
lleva tu nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario