sábado, 21 de diciembre de 2019

Helena de Troya.

Eres la contradicción hecha carne.
Llevas en la mirada una guerra
a la que me lanzas sin previo aviso,
y de la que intento huir
fingiendo no verte
entre tanta gente.

¿Cómo esperas que te entienda,
si lo único que trato de descifrar
es esa forma en la que me miras?
Esa forma en la que me buscas
aunque intentes alejarte,
y yo te vuelvo a encontrar
clavada en mis ojos,
esperando que los míos
te digan en silencio
que te dejes llevar.

Que te entregues
a estas manos
que arden como si el mismo diablo
me las hubiera dado.

Ahora todo tiene sentido.
Ahora comprendo
que Troya no ardió por una ciudad,
sino por una mujer
capaz de convertir cualquier campo de batalla
en cenizas con solo mirar.



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