Que no falte esa cara de
después de follar
y ese tanga negro por el suelo
que con tantas ganas dejamos
en caer.
Si te apetece,
luego me recuerdas a que saben
tus labios
mientras suena una canción de
C. Tangana
y suelta una de sus frases
para volver al ring.
Dios bendiga el trap
y ese culo que me vuelve loca.
Déjame intoxicarme con el
poder,
ese que tú me das sobre todo
tu cuerpo.
Quiero ver cómo te doblas
en todas y cada una de las
posiciones
que más te gustan.
Coge mis dedos,
sácalos de tu humedad,
llévalos a tu boca.
Dime a que sabes
cuando estás mojada.
Enséñame,
la mejor sonrisa
escondida de tus piernas.
Meto mi lengua
en el abismo de tu sexo,
siento tus manos sobre mí
cabeza,
apretando para no dejarme
parar.
Quiero que me folles la boca.
Quieres correrte justo ahí
y que mi lengua no esté en
otro sitio,
ni en otro sexo que no sea el
tuyo.
Cierras los ojos.
Te siento.
Ahora, te siento encima.
Nos sentimos.
Y me gimes
como una niña pequeña
que está disfrutando,
perdiendo la cabeza,
y a la que le están
consintiendo todo
y quiere más.
Ya hace mucho que perdí las
maneras por ti, mi amor.
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