Podría quedarme viviendo con ese cosquilleo recorriéndome la espalda cada mañana.
Alzar la vista y encontrarte ahí, recordándome cuál es mi lugar en la cama. Recordando a qué huelo al despertar, a qué saben mis besos después de probar los tuyos. A la rutina de ser tu despertador personal.
Hoy imaginé cómo sería borrar todo. Hacer desaparecer esos recuerdos en fotos. Pisar el suelo que nunca volverías a pisar.
Sentí miedo y volví a ti. Te susurré al oído cuánto te he extrañado y tú ni siquiera te habías levantado. Sigues ahí, pero siento que te estoy perdiendo.
Esa escena no estaba en mi guion.
Te miré hasta que te giraste y te encontraste con mis ojos.
Llenos de ti.
De un miedo que no puedo contener.
De vértigo.
Sonreí.
Todo está bien.
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