—
A veces, al escribir un guion, resulta difícil
saber cuándo parar. Has llegado al final, pero no te das cuenta. Y sigues… y
sigues… intentando dar con el final perfecto. Y solo consigues estropearlo
todo. Mi historia con ella acabó hace tiempo, y no supe ver el final—soltó un
leve suspiro, encogiéndose de hombros a
los pocos segundos.
—
¿Y qué pasa con nuestra historia? —respondió
ella.
—
Deberíamos seguir escribiéndola, a ver dónde nos
lleva…
—
¿Hay reglas? —preguntó. Mirándola a los ojos, de
manera más intensa, como si hubieran pasado meses y hubiera estado echándole de
menos.
—
No, solo sigamos jugando—Dejó ver
una sonrisa que se dirigía hacia su boca.
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