Volver a conocer a tu enemigo,
volver a mantener esa lucha diaria,
volver a compartir la misma habitación,
sin sentirte fuerte,
ni quiera valiente,
pero a veces
no hay otra opción
ni otra elección.
volver a mantener esa lucha diaria,
volver a compartir la misma habitación,
sin sentirte fuerte,
ni quiera valiente,
pero a veces
no hay otra opción
ni otra elección.
Te obligan a "sobrevivir",
ese es el grito
que todos dicen,
que nadie escucha.
Y es otro día triste,
otro día que finges sonreír,
que todo va "bien",
sin ganas de ocultarlo en el fondo,
forzando el autoestima
hasta el suelo
y todo ello,
porque nadie quiere
ver los desastres
que se crean
a raíz del egoísmo.
Mi grito
asfixia,
se revuelve,
ahoga
y quema;
todos lo ven,
pero nadie lo abrazan.
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