viernes, 24 de diciembre de 2021

Pequeño gigante de hierro.


Volver a mirar a tu enemigo,
volver a habitar la misma batalla diaria,
volver a respirar en la misma habitación
sin sentirte fuerte,
ni siquiera valiente.

A veces,
simplemente no hay elección.
No hay salida.
Solo queda sostenerte
como puedes.

Te obligan a “sobrevivir”,
como si fuera fácil,
como si bastara con repetirlo.
Ese es el grito que todos repiten,
pero nadie escucha.

Y así pasa otro día gris,
otro en el que finges una sonrisa,
en el que todo "va bien",
aunque ya no sepas mentir.
Empujas tu autoestima al abismo,
te arrastras por dentro,
porque nadie quiere ver
los escombros
que deja el egoísmo ajeno.

Mi grito no se oye.
Se asfixia.
Se retuerce.
Me ahoga.
Me arde.

Todos lo notan,
pero nadie se acerca
a sostenerlo.
Nadie lo abraza.

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